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Efecto placebo o el poder de la mente

por | May 10, 2023 | Quiropráctica, Bienestar | 0 Comentarios

Tiempo de Lectura: 9 minutos

El efecto placebo es un concepto bien estudiado en la medicina pero aún así sigue siendo un misterio y muy mal aprovechado.

“Efecto placebo: mejora en los síntomas de una enfermedad o afección al tratar a una persona con fármacos u otros tratamientos esperando que funcione, aun cuando no se haya demostrado su eficacia.”

Tras leer esta definición, naturalmente, nos vienen mil preguntas a la cabeza…

¿Puede, realmente, la mente sanar al cuerpo? Todos sabemos que sí.

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Las 3 fases del tratamiento quiropráctico

  1. Fase inicial
  2. Fase de estabilización
  3. Fase de mantenimeinto

Efecto placebo: una espina en el entorno médico.

De ser así, ¿existe alguna evidencia científica que convenza a médicos escépticos? La comunidad científica y el sistema médico llevan demostrando durante más de 50 años que la mente puede sanar el cuerpo. Lo llaman el “efecto placebo”. Sin embargo, el efecto placebo es una espina en el entorno médico.

Intentando burlar por décadas a la industria farmacéutica, no se puede negar que es su competidor directo por su inmenso poder. De hecho, es una verdad incómoda, que se cuela entre todos los intentos del sistema médico por crear tratamientos nuevos. Por Supuestamente… ¡es un problema! ¿En serio? ¡Son buenas noticias! ¡El efecto placebo es una noticia excelente! La evidencia concreta indica que el cuerpo contiene mecanismos de reparación propios innatos capaces de que ocurran cosas impensables en el cuerpo. 

¿Os parece sorprendente? Si os cuesta creer que el cuerpo pueda auto curarse, echad un vistazo al Proyecto de Remisión Espontánea: base de datos compilada por el Instituto de Ciencias Noéticas con más de 500 casos de estudio en la literatura médica sobre mejoras cuyos pacientes sufrían de enfermedades, en apariencia, “incurables”.

¿Existe alguna enfermedad incurable? Os prometo que, tras revisar dicha base de datos, quedaríais impactados. Incluye de todo: desaparición de cáncer en etapa 4 sin tratamiento, VIH positivo que se vuelve negativo, enfermedades cardíacas, fallos renales, diabetes, presión alta, enfermedades de tiroides, enfermedades autoinmunes… que desaparecen.

El caso del Señor Wright

Veamos un caso de estudio concreto:  en 1957, el Sr Wright padecía de un linfosarcoma avanzado. El tema no pintaba bien y todo señalaba que el tiempo se le acababa. Tenía tumores del tamaño de naranjas en las axilas, el cuello, el pecho, el abdomen, su hígado y bazo estaban agrandados, sus pulmones se llenaban a diario de 2 litros con un fluido lechoso que debía drenarse para que pudiera respirar… Sin embargo, el Sr Wright no perdía la esperanza. Había oído hablar de un maravilloso fármaco llamado Krebiozen, y le rogó a su médico: “Vamos, recéteme Krebiozen, todo saldrá bien”.

Por desgracia, el Krebiozen sólo estaba disponible como protocolo de investigación y dicho protocolo requería que el médico pudiera hacer una evaluación, hecho que contradecía con la realidad: al Sr Wrighty le daban, como máximo, unos tres meses de vida. Tras la negativa de su médico, el Sr. Wright, no se dio por vencido y siguió insistiendo a su médico, hasta que finalmente éste aceptó.

Tras la primera dosis un viernes, y sin esperanza de que el Sr. Wright superara el fin de semana, llegó a sus rondas del lunes… Cuál fue su sorpresa al ver a su paciente caminando por las salas… Sus tumores se habían reducido a la mitad de su tamaño original y se habían deshecho como bolas de nieve sobre una estufa caliente. 10 días después, habían desaparecido completamente.

El Sr. Wright se puso a saltar como un loco: “el Krebiozen es la medicina milagrosa”, creyó durante 2 meses. En cambio, los primeros informes decían lo contrario: parecía que el Krebiozen no estaba funcionando tan bien como pensaba. El Sr. Wright cayó en una profunda depresión y su cáncer volvió.

Esta vez, decidió ser astuto y le dijo a su paciente: “Sabe, el Krebiozen que tomó estaba contaminado. Hemos conseguido un Krebiozen ultrapuro altamente concentrado. Esta vez funcionará”. Le inyectó agua destilada. Y, una vez más, los tumores desaparecieron y el líquido de sus pulmones desapareció. El Sr. Wright volvió a pasarse dos meses más saltando de alegría. Entonces, la Asociación Médica Estadounidense lo estropeó publicando un estudio nacional, donde afirmaba que el Krebiozen, definitivamente, era inútil. Tras escuchar la noticia, dos días después, el Sr. Wright murió.

El poder del efecto nocebo

El efecto nocebo es el efecto opuesto al efecto placebo, es decir, el efecto de una sustancia o tratamiento que quizás causen efectos dañinos o empeore los síntomas ya que el paciente piensa que éstos pueden aparecer o espera que aparezcan.

No hay mejor manera de explicarlo que con el siguiente estudio de la literatura médica: materia de cuentos de hadas…

Un viernes 13 en la ciénaga de Okefenokee (cerca de la frontera de Georgia-Florida, EEUU), nacieron 3 niñas asistidas por una comadrona que predijo que estas tres bebés, nacidas en un día de fe, estaban todas embrujadas: la primera moriría antes de cumplir 16 años, la segunda, antes de los 21 y la tercera, antes de los 23. Como si todo estuviera escrito, la primera murió antes de los 16, la segunda antes de cumplir 21, y la tercera, que supo lo que les había pasado a las otras dos, se hizo a la idea, y el día que cumplía 23 años, se presentó en el hospital, hiperventilando y rogando que se aseguraran de que iba a sobrevivir. Terminó muriendo esa misma noche.

Son grandes ejemplos de la literatura médica del efecto placebo y de su contrario: el efecto nocebo.

Tomemos como gran ejemplo del efecto placebo el caso del Sr. Wright recibiendo el agua destilada que hizo que sus tumores desaparecieran: al recibir un tratamiento, en apariencia, inerte, algo ocurre fisiológicamente en el cuerpo de tal forma que la enfermedad desaparece.

Como ya hemos dicho, el efecto nocebo es el opuesto (las tres niñas embrujadas): al creer que algo malo pasará en el cuerpo, esto se manifiesta. 

Es así como, la literatura científica de revistas médicas como la New England Journal of Medicine y la Journal of the American Medical Association(JAMA), se llenan de evidencias con el gran poder del efecto placebo y nocebo. Se sabe desde los años 50, y se han visto infinidad de casos que muestran cómo se dan “falsos tratamientos” (pastillas de azúcar, inyecciones salinas, o, incluso, falsas cirugías); y el 18-80% de las veces, la gente se cura. 

“¡Ah! Se sienten mejor, piensan que están mejor” era la frase clásica.

No obstante, no es así: esos cambios reales en la fisiología existen y se pueden medir; en efecto, se puede ver lo que le pasa al cuerpo. Pacientes con úlceras que sanaban, casos de colón que se desinflamaban, bronquios que volvían a dilatar, verrugas que desaparecían tras recibir placebos… Células diferentes bajo el microscopio. Todo demostrable porque ocurre en el cuerpo, aunque la mente lo inicie. Resultados realmente asombrosos expuestos en estudios.

¿Algún ejemplo real en tipologías más comunes? Su poder sobre problemas capilares: se tratan un montón de problemas de calvicie con placebos… y ¡el pelo vuelve a crecer!

Y, no sólo hay efecto desde una visión positiva… Si se da placebo y se les dice que es quimioterapia, éstos vomitan y pierden el pelo. 

Es real y todo sucede en el cuerpo.

Creencia positiva y calidad de la atención como principales factores del efecto placebo.

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Llegados a este punto, la pregunta está clara, ¿acaso tan sólo una creencia positiva de la mente puede hacer que esta sea real?

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Según el investigador de Harvard, Ted Kaptchuk, no: la parte más esencial es en realidad el atento cuidado del proveedor de salud, más incluso que la creencia positiva de la mente, aunque algunos estudios en efecto digan que el médico es el placebo o que puede serlo.

Ted Kaptchuk quiso estudiarlo, e hizo un amplio estudio de observación con pacientes

que recibían placebos por enfermedad. Les dijo:  “Están recibiendo placebo, que no contiene nada más que ingredientes inertes, nada activo”. Y, aun así, mejoraron… Kaptchuk postuló que, dado que se sentían atendidos y cuidados, sentían que hacían algo y que alguien los cuidaba…. Pero, de ahí a decir que pueden curarse a sí mismos hay una diferencia.

El cuerpo puede autosanarse.

El cuerpo tiene sus propios mecanismos de auto reparación naturales, innatos: son datos que, demostrados científicamente, necesitan de la atención de un sanitario o tipo de sanador, que facilite ese proceso. No se trata de un proceso fácil de hacer en solitario, de ahí que marque una gran diferencia si alguien más mantiene dicha creencia positiva en nosotros. Sin embargo, eso puede ser un problema ya que el médico puede ser el placebo, pero también el nocebo.

¿Qué necesitan nuestros pacientes de sus sanitarios? Que seamos su fuerza de curación, no de miedo o pesimismo. Por tanto, si nunca oyes un médico que diga, “Tu enfermedad es incurable, y necesitas medicación para el resto de tu vida”, o en casos más graves como un cáncer… “Te quedan 5 años de vida”…, piensa que no se diferencia mucho de la partera que sentenció a las tres bebés como embrujadas: estamos ante una forma de malas costumbres médicas, por desgracia, muy extendida.

Pensamos que somos realistas, como médicos o terapeutas en general, ¿verdad? Proporcionamos el tipo de información que pensamos que necesitan saber, pero, en realidad les podemos perjudicar.

destilada y escuchar… “De verdad Sr. Wright, le prometo que le hará bien.” ¿Acaso necesitamos que nuestros médicos nos engañen? ¿Acaso tenemos que fingir cirugías, usar “falsos fármacos” y acabar en pruebas clínicas?

Lo que necesitamos, en esencia, es una mente sana. Para curarnos, para estar lo más sanos posibles, necesitamos más que una buena dieta, un programa de ejercicio regular, dormir lo suficiente, tomar vitaminas, hacer caso de las recomendaciones médicas…. Sí, son importantes… No obstante, en mi opinión también necesitamos relaciones sanas, una vida profesional sana, una vida creativa sana, una vida espiritual sana, una vida sexual sana, una vida financiera sana, un ambiente sano.

Las relaciones importan.

Aquellos que tienen fuertes conexiones sociales tienen la mitad de problemas cardíacos que aquellos que están solos… Los casados tienen el doble de probabilidad de tener vidas más largas que los solteros…. Aquellos que acuden a servicios religiosos, viven hasta 14 años más… Aquellos que no hacen vacaciones, tienen una probabilidad tres veces mayor de sufrir males cardíacos…

La vida profesional también importa:  conocido como Karoshi en Japón, hace referencia a la muerte por exceso de trabajo (los familiares tienen incluso derechos especiales) … De hecho, curar la soledad quizá sea la medida más importante de prevención que se puede hacer por el propio cuerpo.  Más que dejar de fumar o empezar a hacer ejercicio…. La vida espiritual importa.

La actitud de verdad importa.

La gente feliz vive de 7 a 10 años más que los infelices y los optimistas tienen 77% menos probabilidad de sufrir del corazón que los optimistas. 

¿Cómo ocurre esto? ¿Qué pasa en el cerebro para transformar al cuerpo? Es fascinante que el cerebro se comunique con todas las células del cuerpo vía hormonas y neurotransmisores.

El estrés 

Ante un pensamiento, creencia o sentimiento negativo, el cerebro lo lanza como una amenaza. El sentirse solo- pesimista, el tener problemas en el trabajo nos lleva a situaciones tóxicas: nuestro cerebro activa la alarma de amenaza y todo se desencadena en el hipotálamo, que habla con la glándula pituitaria, que se comunica a su vez con la glándula suprarrenal, expulsando hormonas del estrés como el cortisol, la norepinefrina, la epinefrina.

Walter Kenneth de Harvard lo llama “respuesta de estrés”: desencadena el sistema nervioso simpático poniéndolo en modo defensa para adaptarse a la situación. Puede resultar un mecanismo de protección huyendo de un león, y esa respuesta de estrés rápida nos pone en acción ante cualquier amenaza. Pero, en la vida cotidiana, sin amenaza no estamos en riesgo constante. 

Afortunadamente, se contrarresta mediante la respuesta de relajación descrita por Herbert Benson (Harvard): la respuesta al estrés se apaga, el sistema nervioso parasimpático se enciende, y las hormonas de curación, oxitocina, dopamina, óxido nítrico, y endorfinas cubren el cuerpo bañando cada célula del cuerpo. Lo más increíble es que todos estos mecanismos de auto reparación (que todos tenemos) sólo se transforman cuando el sistema nervioso está relajado. Es decir, ante respuestas de estrés, todos estos mecanismos de auto reparación se apagan ya que el cuerpo está demasiado ocupado tratando de defenderse o huir como para auto curarse.

Cómo funciona el efecto placebo

A un paciente a punto de tomar, supuestamente, un nuevo fármaco milagroso, (sin saber si es placebo o no) se le enciende la respuesta de relajación al combinar la creencia positiva de la mente y la atención cuidadosa del proveedor de salud que le relajan su sistema nervioso.

Es entonces, cuando todos estos mecanismos de auto reparación entran en juego. Afortunadamente, no se debe estar en pruebas clínicas para encender dichas respuestas de relajación. Existen muchas actividades placenteras sencillas, demostradas en la literatura médica, capaces de encenderlas: meditar, expresarnos creativamente, un masaje, hacer yoga o tai chi, salir con amigos, hacer un trabajo que nos guste, el sexo, reír, hacer ejercicio, jugar con animales…. ¡Todo esto vale!

Cuidado integral de la salud 

Ahora, voy a permitirme pediros que consideréis el cuidado integral en vuestra propia vida. 

Nuestro lema es encontrar el equilibrio integral del cuerpo. Para ello, en necesario que nos preguntemos: 

  • ¿Qué piedra de mi cuidado integral está desequilibrada? Cada pieza puede ser un factor para crear respuestas de estrés o de relajación.
  • ¿Cómo podría encender más respuestas de relajación en mi cuerpo?

Y lo más importante… ¿Qué necesita mi cuerpo para curarse? ¿Cuál es mi mejor auto receta? 

¿Seremos lo bastante valientes para actuar sobre la verdad que nos dicta nuestra propia voz interna?

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El sistema médico se ha vuelto arrogante.

Hemos llegado a creer que, con toda nuestra tecnología moderna y todo lo aprendido en el siglo pasado, dominamos la naturaleza. Nos parece repugnante pensar que quizá, a veces, la naturaleza pueda ser mejor que nosotros mismos. Personalmente, creo que el sistema de salud está en muy mal estado en gran parte por nuestra falta de respeto hacia la capacidad del cuerpo para curarse.

Y, sin embargo, remisiones espontáneas de enfermedades incurables son prueba de que a veces la naturaleza es simplemente mejor que nosotros, mucho mejor que cualquier cuidador sanitario del tipo que sea. 

Seamos sinceros. Es una herida narcisista para los terapeutas. No sabemos qué hacer con el placebo porque nos hace sentir impotentes, desesperados e inútiles. Pero, los pacientes nos necesitan y los médicos y todos los proveedores de salud somos absolutamente imprescindibles en este proceso.

¿Placebo? Bienvenido sea por nuestra parte. Y, los pacientes deben también cambiar su visión. No sólo los médicos:  necesitamos que los pacientes dejen de pensar que su cuerpo es nuestro trabajo, que cogemos su poder cuando lo entregan al sanitario. El cuerpo es responsabilidad de cada uno y la mente tiene un gran poder en la comunicación con el cuerpo, hasta tal punto de poder llegar a la auto sanación.


Palabras recopiladas de Lissa Rankin, MD y traducidas por Alexandre Golay

ted X con Lissa Rankin, MD

Corrección : Neus Vinardell

Referencias:

https://www.bbc.com/mundo/noticias-45760017

https://noetic.org/science/

https://noetic.org/science/spontaneous-remission-bibliography/

https://journals.lww.com/clinorthop/Fulltext/2021/08000/A_Conversation_with___Ted_J__Kaptchuk,_Expert_in.1.aspx

https://www.cigna.com/es-us/knowledge-center/hw/efecto-de-placebo-stp1534#:~:text=Un%20efecto%20de%20placebo%20es,no%20haya%20demostrado%20ser%20eficaz.

https://www.youtube.com/watch?v=LWQfe__fNbs

Acerca a nosotros

Somos un equipo de tres quiroprácticos que ayudamos a todas aquellas personas que quieren mejorar su salud a través del cuidado holístico quiropráctico. Conseguimos que nuestros pacientes se sientan equilibrados y saludables de manera integral y eficaz.

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